El 27 de Septiembre de 1934, en un edificio de la calle Gastón de Gotor de la ciudad de Zaragoza, comenzaron a producirse una serie de extraños sucesos. Se empezaron a escuchar unas risas que se repetían a la madrugada por todo el edificio de cuatro plantas.
Pasados unos días, sucedió algo aún más extraño. Una sirvienta llamada Pascuala, escuchó una voz masculina que la llamaba por su nombre. Lo inverosímil del asunto era que la voz parecía provenir del fogón de la cocina de una de las viviendas del segundo piso.
La voz fue escuchada por agentes de la policía, varios jueces que se personaron en la cocina de la casa para dar fe del suceso, al igual que científicos y periodistas de la época. El caso se prolongó durante varias semanas sin que se pudiera dar con una solución satisfactoria que aclarara el misterio. Periódicos como The Times hicieron eco del asunto en sus páginas.
El caso jamás fue aclarado, dando el asunto por zanjado al desalojar el lugar, con ayuda de un informe nada aclaratorio que dictaminaba la veracidad de los hechos y su inexplicable naturaleza.
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