sábado, 2 de julio de 2011

Arnold Paole, el vampiro de Medvedja

Arnold Paole, era un hombre que se ganaba la vida como soldado de fortuna, narraba antes sus compañeros de batallas una historia realmente inquietante. contaba que en una población llamada Gossova, sufrió el ataque de un supuesto vampiro y que siendo consciente del terrible futuro que le aguardaba optó por perseguirlo, encontró su sepultura y lo desenterró, le cortó la cabeza y mezcló la sangre que fluía como un manantial con la tierra que cubría la caja, fue entonces cuando dejándose llevar por un impulso se lanzó a devorar la cabeza de modo desenfrenado, a partir de ese instante Paole inició un lento e imparable descenso hacia la oscuridad.

Años después volvió a su patria y durante un tiempo se dedicó a las labores del campo. Una mañana en 1726, cuando iba a cargar el heno en un gran carro, se le cayó encima causándole la muerte y fue enterrado en el cementerio de Medvedja.

Tres semanas más tarde empezaron a ocurrir una serie de sucesos terribles. Fueron muriendo uno por uno, cuatro personas del pueblo entre fiebres y alucinaciones que gritaban antes de morir que el causante era un habitante de las tinieblas que levantándose de su tumba cada madrugada les extraía la sangre. Su nombre Arnold Paole que fue enterrado días atrás.

Ante estas estremecedoras revelaciones las autoridades de la población dieron órdenes para proceder al exhumado del cadáver, protegidos con una cruz acudieron al lugar donde estaba enterrado Paole y comenzaron a excavar hasta llegar al ataúd, cuando lo abrieron se encontraron que el cuerpo estaba intacto y sonrosado como si de una persona viva fuera y estuviera plácidamente dormido.

Con horror llegaron a la conclusión que se trataba de un vampiro, causante de haber comenzado una epidemia que provocara la muerte a 16 habitantes de su aldea nativa. Atravesaron su corazón con una fina estaca y fue entonces cuando reaccionó su cuerpo convulsionándose salvajemente y sangrando de forma abundante.

Después cortaron su cabeza y quemaron el cadáver, repitiendo la misma acción con las cuatro víctimas de Paole, logrando en apariencia acabar con la epidemia vampírica que asolaba al pueblo.

El 7 de Enero de 1732, los terribles episodios de 1726 volvieron a retornar a Medvedja, en apenas tres días habían fallecido 17 personas. Los campesinos serbios conjeturaron que la nueva epidemia se debía nuevamente a Arnold Paole porque la primera persona en morir, una mujer de sesenta años, había comido la carne de los ganados que había criado Paole durante cinco años. Cuando las nuevas muertes fueron divulgadas, el comando supremo de Austria envió una comisión para investigar el caso. Ésta estaba constituida por un cirujano militar, el médico Johannes Flickinger, dos oficiales, el coronel de teniente Buttener y J.H. von Lindenfels, junto con dos otros cirujanos, Isaac Siegel y Johann militares Friedrich Baumgärtner. Todo apuntaba a que si no se daba con el causante de dichas muertes, la masacre continuaría.

Este caso llegó a ser muy famoso debido a la implicación directa de las autoridades austríacas y de los médicos oficiales de Austria, que confirmaron la existencia de vampiros, los cuales acompañados de los ancianos de la aldea y de algunos gitanos locales, abrieron los sepulcros de los atacados, descubrieron que cinco de ellos estaban en avanzado estado de descomposición, mientras los doce restantes tenían el aspecto sonrosado y los órganos internos repletos de sangre sin coagular, para exterminarlos tuvieron que repetir lo mismo que habían hecho con Paole, clavarles la estaca y posteriormente cortarles la cabeza y quemarlos.
El informe de su caso fue difundido en Europa Occidental y contribuyó a la creencia de la existencia de vampiros, incluso entre los europeos cultos.

El informe tiene fecha del 26 de enero 1732 en Belgrado y lleva la firma de los cinco oficiales implicados.

La explicación científica moderna de estos hechos apela a las características que adquieren los cadáveres en ciertas etapas de la descomposición. La sangre que no se coagula es un fenómeno habitual en las primeras fases, luego de la muerte.

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