Por debajo, otra lápida en latín en la que se afirma que fue Felipe II el que mandó destruir las inscripciones árabes puestas en las puertas, restableciendo las inscripciones godas dedicadas a los santos patronos.
La estatua de Carlos V, bajo cuyo reinado se levantó esta puerta, preside el centro del patio.
La puerta, diseñada por Alonso de Covarrubias en el siglo XVI, sustituyó a una de origen musulmán anterior. Las obras debieron terminar hacia 1576 bajo la dirección de Nicolás Vergara el Mozo. Este espacio fue utilizado durante muchos años para controlar las entradas y salidas de personas y animales, para el cobro de impuestos sobre manufacturas y alimentos y para actividades festivas, protocolarias y militares, pues fue y sigue siendo el principal acceso a la ciudad. Hasta el año 1934 no se iniciaron las obras para abrir dos entradas laterales en la muralla y evitar así el continuo paso de tráfico rodado por la puerta del siglo XVI.
La puerta, diseñada por Alonso de Covarrubias en el siglo XVI, sustituyó a una de origen musulmán anterior. Las obras debieron terminar hacia 1576 bajo la dirección de Nicolás Vergara el Mozo. Este espacio fue utilizado durante muchos años para controlar las entradas y salidas de personas y animales, para el cobro de impuestos sobre manufacturas y alimentos y para actividades festivas, protocolarias y militares, pues fue y sigue siendo el principal acceso a la ciudad. Hasta el año 1934 no se iniciaron las obras para abrir dos entradas laterales en la muralla y evitar así el continuo paso de tráfico rodado por la puerta del siglo XVI.
Existe una leyenda, en la que se cuenta: Que un triste día, la terrible peste quiso entrar en la ciudad, pero el ángel guardián situado en lo alto del acceso principal la detuvo con su espada. "Tengo permiso de Dios para matar a siete", dijo la peste y el ángel la dejó entrar y murieron siete mil toledanos.
Cuando la peste abandonaba la ciudad por la misma puerta, el ángel le reprochó: "Me dijiste que sólo matarías a siete y has matado a siete mil", a lo que la peste respondió: "Yo sólo maté a siete, a los otros los mató el terror".
Cuando la peste abandonaba la ciudad por la misma puerta, el ángel le reprochó: "Me dijiste que sólo matarías a siete y has matado a siete mil", a lo que la peste respondió: "Yo sólo maté a siete, a los otros los mató el terror".
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